En 1865, las mujeres debían permanecer bajo la tutela de sus padres hasta los 22 años o hasta que se casaran. Mientras estuvieran casadas, no podían involucrarse en asuntos comerciales sin la aprobación de su esposo. Si buscaban empleo, lo hacían con el consentimiento de su marido o de su padre; si conseguían trabajo, depositaban el dinero en manos de quien las había autorizado. Sin embargo, algunos dirigentes liberales como Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento comenzaron a alzar su voz ante esta situación. Ellos consideraban que las mujeres debían tener una mayor participación en la vida económica, política y social.
Por otra parte, las corrientes del pensamiento obrero consideraban que la educación era el más importante derecho al que debían acceder las mujeres. Al mismo tiempo que se producían estos aconteceres sociales, la Argentina se sumaba al sistema de división internacional del trabajo y las mujeres comenzaron a trabajar como obreras de talleres textiles e industriales.
Según el censo nacional de 1914, la mano de obra femenina constituía el 22 por ciento de la poblaron trabajadora. Para proteger a esta mano de obra se promulgaron leyes laborales. Luego de la crisis del 30, el estado estableció una legislación sobre los derechos laborales de la mujer como trabajadora y como madre.
En 1940, el descenso de la natalidad era el problema más importante que enfrentaba Argentina. Por esta razón, se propusieron soluciones para revertir el problema: desde otorgar préstamos por casamiento hasta frenar la propaganda anticoncepcionista. Entre 1946 y 1955 se propusieron políticas sociales destinadas a la atención de la salud de la madre y del hijo. En 1947, por la decidida acción de Eva Duarte de Perón, se les concedió el derecho al voto y, en las elecciones de 1951, las mujeres comenzaron a ejercer su derecho de elegir y ser elegidas.
A principios del siglo XXI, el 44,8 por ciento de las mujeres argentinas tiene una actividad remunerada, según el INDEC. El trabajo femenino se constituyó, en pocos años en el ingreso principal de muchas familias. En mayo de 2003, el número de mujeres jefas de hogar se elevó a 1.364.000, es decir que en algo más de diez años se duplico el número de mujeres cuyo ingreso es el sostén fundamental del hogar.
"La mujer es quien se hizo cargo de la vida cotidiana a lo largo de la historia: mientras los hombres guerreaban, descubrían continentes e inventaban la pólvora y la trigonometría, fueron ellas las que se ocuparon de gestionar cosas tan vulgares y nimias como la alimentación, la procreación y la realidad. De no haber sido así la Humanidad se habría acabado hace milenios." (Rosa Montero "La hija del Canibal")
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Las mujeres a través de la historia